Cuando nos disponemos a proceder con una actividad tan ardua como el derribo de manera completa o fragmentada de un edificio, se antoja vital haber obtenido antes el permiso correspondiente por parte de las autoridades competentes. A ese procedimiento concreto se lo conoce como licencia de demolición.
A pesar de lo intrincado del asunto, la gestión que nos habilita la tarea de demoler edificaciones previamente erigidas es un procedimiento ordinario que no suele ser complicado de obtener, siempre y cuando nuestros formularios e impresos de dicha licencia estén cumplidamente rellenados.
Esta licencia de demolición será fundamental y necesaria para cualquier tipo de derribo. Existen algunas excepciones puntuales que atañen principalmente a aquellos edificios catalogados como ruinosos, en cuyo caso este permiso no será necesario.
Además, todas aquellas edificaciones que gocen de algún tipo de protección especial, ya sea por tratarse de elementos estructurales que el órgano de gobernanza municipal haya dictaminado, que dispongan de unas características particulares y únicas (nos referimos a fachadas, escaleras, etc.) o ya sea por cualquier otro tipo de disposición previa, podrían suponer ciertas dudas a la hora de iniciar la obra.
Qué hacer si no contamos con la solicitud de demolición oportuna
Podrían transcurrir diversas consecuencias si iniciásemos cualquier tipo de actividad sobre un inmueble sin contar con la autorización inicial para comenzar con esta tarea.
En este caso, estaremos incurriendo en un quebrantamiento de las reglas recogidas en la legislación estatal vigente, además de vulnerar las disposiciones particulares del plan general de urbanismo de la ciudad. Este tipo de acciones están tipificadas como delito y, desde luego, llevan consigo una sanción que derivará necesariamente en la imposición de una pena acorde a la dimensión de nuestra falta.
Por otro lado, el consistorio municipal y, en su caso, la concejalía competente han de informarse de si se cumplen las normas establecidas en materia de urbanismo, procediendo a un exhaustivo examen de las diferentes propuestas (en este caso de demolición) que se le hagan llegar. Si tras ese control se observa que todo está en orden, será de recibo actuar en consecuencia otorgándonos la necesaria licencia de demolición.
Proceder la demolición sin licencia
Sobra decir que este proceder no es para nada aconsejable. Sin embargo, si optamos por seguir adelante con la demolición sin la oportuna solicitud de licencia aprobada, los poderes municipales podrán entonces empezar un proceso con un recurso conocido como de restablecimiento de la legalidad urbanística.
Con ella, el ayuntamiento nos obligará a legalizar la situación en el plazo de dos meses, para lo cual será imprescindible cursar la solicitud de licencia pertinente, mediante la cual aseguramos la gestión correcta de nuestra demolición.
Por último, si decidimos no requerir esta autorización o, si una vez cursada, nos es denegada, el siguiente paso es parar el derribo, o bien volver a rehacer lo ya derribado. Además, podríamos tener que pagar multa.
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