Eficiencia, una asignatura pendiente

Eficiencia, una asignatura pendiente

Publicado el 29/10/2015

Certicalia en el suplemento especial SIMA de El Mundo

25 de Octubre de 2015

 

Eficiencia, una asignatura pendiente

Más de 140 promociones de vivienda se presentan al certamen con el cartel de <<pendientes de calificación energética>>.

Juanjo Bueno, Madrid

¿Qué lugar ocupa la eficiencia energética entre las viviendas que se exponen en el Sima Otoño? «Meramente testimonial», reconoce el presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima), Juan Antonio Gómez-Pintado. Sorprende, pero según datos de la organización de la feria inmobiliaria, de las más de 175 promociones que se comercializan, sólo 32 han colgado su etiqueta energética. El resto está «pendiente de calificación». Únicamente dos promociones, Residencial Célere Adelfas II (115 viviendas) y Residencial Célere Valdebebas (62 pisos), ambas de la promotora Vía Célere (stand E20), se encuentran en la pole position de la eficiencia energética con la calificación A.

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Conscientes de la importancia de este valor, la compañía calcula que una vivienda Vía Célere con la máxima calificación puede suponer un ahorro energético de hasta 800 euros anuales. Desde la plataforma on line de certificación Certicalia, creen que «es normal que apenas haya promociones de nueva construcción con la letra A». «Esta alta nota energética es muy exigente, pues requiere que el edificio esté bien concebido desde el principio, es decir, que tenga en cuenta una serie de materiales y diseño característicos de la arquitectura bioclimática», argumenta su directora de Eficiencia Energética, Rocío Amo.

Según los datos de calificación energética de las viviendas construidas entre los años 2009 y 2015 y certificadas por Certicalia, las promociones residenciales que se construyeron bajo los parámetros establecidos por el Código Técnico de la Edificación (CTE, 2007), están obteniendo una calificación entre la B y la C. Letra que varía en función de la inversión que la promotora haya querido realizar en elementos determinantes para obtener ese rendimiento (aislamiento térmicos, carpinterías exteriores e instalaciones con aporte renovable). Concretamente, en el salón inmobiliario 11 promociones cuentan con la letra B y 14 con la C.

BAJAS CALIFICACIONES

Más cuestionable es la nota con calificación inferior que están obteniendo viviendas de nueva construcción, y que Amo sólo justifica si el proyecto ha sido visado anteriormente a la entrada en vigor del CTE, «puesto que una calificación energética D o E para pisos nuevos es muy baja».

Sin embargo, en el Sima Otoño se comercializan cuatro promociones con la calificación D e incluso una con la E, en La Rioja.«Tampoco es habitual que en 2015 existan viviendas pendientes de calificación», mantiene la directora de Eficiencia Energética de Certicalia. Aunque esta realidad puede deberse a dos razones: «O bien ya tienen realizado el certificado energético en su fase de proyecto, lo que hace innecesario realizarlo a posteriori, o bien pertenecen a una promoción embargada por el banco y no disponen de la documentación del proyecto».

Con todo, lo cierto es que, a tenor de los datos que facilita la organización del Sima, más de 140 promociones se encuentran en este estado. El presidente de Asprima no es ajeno a esta realidad: «Las empresas todavía no apuestan por la eficiencia energética de manera generalizada». Y apunta a una posible causa: «La principal es que el cliente todavía no es consciente de las ventajas que tiene este tipo de inmuebles porque no hay experiencia de proyectos residenciales terminados. Así que las promotoras, si el cliente no lo demanda, evidentemente no invierten en ello».

CAMBIO DE ACTITUD

Pese a todo, Goméz-Pintado cree que la actitud de las promotoras inmobiliarias está cambiando. La reducción en la factura energética y el beneficio medioambiental son algunas de las bazas con las que pueden jugar estas empresas para vender el factor eficiencia energética. Y es que de «aquellos pisos que tengan una calificación energética más baja tendrán menos valor a la hora de ponerse en venta». Razón más que suficiente para colgar la etiqueta. O no.

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