La protección medioambiental es algo tan irremediable como necesario. La posición de búsqueda de la sosteniblidad, el respeto medioambiental, la reducción de emisiones, la lucha contra el cambio climático y otras posturas ambientalistas son partes de nuestra cultura moderna. La Unión Europea está plenamente sumergida en esta forma de entender la política y prácticamente todas las actividades pasan por el filtro de lo «verde».
Ya se acabó lo del desarrollo sin barreras ni control. Se han puesto límites, umbrales y barreras. Y en la construcción no podía ser menos. Ahora, la inmensa mayoría de los proyectos de construcción y algunos de rehabilitación o modificación de instalaciones ya existentes deben demostrar su compromiso con la sostenibilidad y reducción del impacto sobre el medio ambiente.
La Administración está atenta y debe valorar la idoneidad de los proyectos y, para eso, se habilita la llamada Evaluación de Impacto Ambiental.
La Evaluación de Impacto Ambiental
La mejor herramienta para la protección es la prevención y, a la hora de llevar a cabo un proyecto, eso se consigue con la llamada Evaluación de Impacto Ambiental (EIA).
La EIA es un procedimiento técnico-administrativo con el que podemos identificar, prevenir e interpretar el impacto ambiental que puede tener la ejecución de un proyecto. Esa valoración puede llevar a que la Administración decida aceptar, modificar o, directamente, rechazar la ejecución del proyecto.
La EIA puede estar formada por varios documentos e informes y, entre ellos, el que más peso tiene es el Estudio de Impacto Ambiental.
El Estudio de Impacto Ambiental
Conviene que tengas clara la diferencia, ya que Evaluación y Estudio de Impacto Ambiental no son lo mismo. La EIA se sustenta principalmente sobre el Estudio de Impacto Ambiental previo. El Estudio de Impacto Ambiental es parte de la EIA. A partir del estudio medioambiental se hará la Declaración de Impacto Ambiental, que es el pronunciamiento final de la autoridad competente sobre el proyecto en cuestión.
El Estudio de Impacto Ambiental es el documento técnico que debes presentar como titular del proyecto. En él identificarás y valorarás apropiadamente los efectos notables que se pueden prever en la ejecución del proyecto, tanto directos como indirectos, sobre los seres vivos, el entorno, los bienes materiales y el patrimonio cultural.
Aunque al principio pueda parecer que tu modesto proyecto no puede tener ningún impacto ambiental negativo, la realidad es que cualquier actividad hace su parte y siempre es posible reducir el problema. Un camping, una granja de pollos o una depuradora. Tu proyecto puede necesitar un Estudio de Impacto Ambiental. Y no basta con hacerlo, sino que debe superar el examen de los poderes públicos.
Necesitarás encargar un Estudio de Impacto Ambiental cuando tengas entre manos un proyecto de construcción, modificación o rehabilitación que pueda tener significativos efectos sobre el medio ambiente.
Causas por las que solicitar el Estudio de Impacto Ambiental
Como comprenderás, que haya posibilidad de que el proyecto afecte significativamente al medio ambiente es algo que puede darse en muchísimas situaciones: desde la construcción de instalaciones industriales (siderurgia, química, alimentaria, energética…) a proyectos de ingeniería (construcción de carreteras, puentes, presas, embalses, aeropuertos, aparcamientos…).
No podemos olvidar sectores como la silvicultura, agricultura y ganadería; y las instalaciones de ocio (parques, estaciones de esquí…) y gestión de residuos. Y, dentro de cada una de las opciones posibles, podrás encontrarte con casos especiales y sus requisitos. Un ejemplo: si tu proyecto es de un hotel, deberás hacer un Estudio de Impacto Ambiental, si se va a localizar fuera del área urbana.
Si se trata de cambiar o ampliar un proyecto ya ejecutado o modificar uno aprobado y en pleno proceso de ejecución (por ejemplo, añadir o quitar algo de una construcción en marcha), también habrá que hacer la modificación pertinente del Estudio de Impacto Ambiental, si el cambio trae efectos sobre el medio ambiente. Es decir, se hará, si:
– Se incrementan significativamente las emisiones a la atmósfera, los vertidos a cauces públicos o al litoral, los residuos generados o los recursos naturales utilizados.
– Se afecta a áreas de protección especial (entornos que requieren especial cuidado y protección).
A la hora de saber si debemos o no hacer un Estudio de Impacto Ambiental también se atiende al origen de los proyectos. Estarán obligados aquellos proyectos elaborados por la Administración Pública o cuya ejecución venga exigida por el Consejo de Ministros o un Consejo de Gobierno Autonómico.
Respecto al resto de proyectos, su obligación o falta de ella se determinará por un órgano ambiental competente o puede depender de ciertos umbrales establecidos por las Comunidades Autónomas.
En definitiva, prácticamente cualquier proyecto de cierta magnitud necesitará una EIA y, por lo tanto, un Estudio de Impacto Ambiental.
¿En qué momento pedirlo?
No te adelantes a los acontecimientos. Para hacer un Estudio de Impacto Ambiental, primero debes saber con seguridad qué parámetros debes analizar. Para eso, lo primero que debes hacer es entregar al órgano ambiental competente una copia de la llamada memoria resumen ambiental o documento de inicio.
En los 10 días siguientes, la Administración consultará con expertos, que tendrán 30 días de plazo para responder. Y, en un plazo de 20 días más, se te responderá indicándote los puntos que debes tener en cuenta al hacer el Estudio de Impacto Ambiental.
Una vez con esa información en tu poder, podrás encargar el estudio a los profesionales competentes. Estos deberán hacer un ejercicio multidisciplinar, que puede abarcar bastante tiempo. Por ejemplo, si con el proyecto se pretende construir un parque eólico, es posible que el estudio pueda alargarse más de un año para contemplar bien el impacto sobre la fauna a lo largo de las estaciones. Aunque, lógicamente, se pueden hacer estimaciones verosímiles en menos tiempo.
El trámite previo al Estudio de Impacto Ambiental
Antes de solicitar un Estudio de Impacto Ambiental para la EIA de tu proyecto, debes asegurarte de comprender los puntos que dicho estudio debe tratar. Todo empieza con la redacción de la memoria resumen ambiental (también conocida como documento inicial del proyecto).
La memoria resumen ambiental es un documento que resume y explica, en términos generales, el proyecto que deseas llevar a cabo. Las Comunidades Autónomas pueden definir el contenido mínimo de dicha memoria, de manera que no existe un modelo único para toda España. Pero podemos suponer que contendrá, al menos:
– La descripción, la ubicación y las características que tendrá el proyecto.
– La justificación de la necesidad de la actuación prevista.
– La descripción de los puntos de la actuación o del proyecto que sean susceptibles de causar impacto ambiental.
– Una explicación de las dimensiones, los recursos empleados y la generación y gestión de los residuos, emisiones y vertidos.
– Alternativas de interés y el posible impacto de cada una de ellas.
– Descripción del entorno del proyecto. ¿Cómo es el medio ambiente que podría verse afectado?
Una vez tengas la memoria resumen ambiental redactada, deberás presentarla en el órgano ambiental competente para ser analizada (Dirección Regional del Servicio de Evaluación Ambiental de tu Comunidad Autónoma).
Este órgano estudiará la propuesta y se te comunicarán las conclusiones. Estas determinarán los puntos, amplitud y nivel de detalle que debes tratar en tu Estudio de Impacto Ambiental, que luego se recogerá, con otros documentos, en la Evaluación de Impacto Ambiental.
La elaboración del Estudio de Impacto Ambiental
El Estudio de Impacto Ambiental es un documento complejo y de contenido detallado que solo pueden hacer los profesionales del ámbito medioambiental. Cada Comunidad Autónoma regulará qué titulación deben tener esos profesionales: ambientólogos, biólogos, ingenieros, arquitectos, etc. No es, por tanto, un estudio que puedas realizar tú personalmente (a no ser que seas uno de estos titulados).
El profesional pertinente deberá incluir en el Estudio de Impacto Ambiental los siguientes puntos:
– Descripción general del proyecto. Habrá que contemplar qué exigencias puede tener respecto a la utilización del suelo y de los recursos naturales. Se hará una estimación de tipos y cantidades de residuos vertidos, así como de las emisiones materiales o de energía que puedan producirse.
– Exposición de las alternativas principales. Deberán justificarse las soluciones adoptadas, desde el punto de vista ambiental.
– Evaluación de efectos previsibles. La experiencia y los conocimientos del profesional permitirán determinar tanto los efectos directos como los indirectos, en la población, la fauna, la flora, el suelo, el agua, el aire y los factores climáticos. Y también en los bienes materiales, incluyendo el patrimonio histórico, artístico o arqueológico. Estos efectos deben individualizarse, pero también deben considerarse las posibles interacciones entre ellos.
– Medidas preventivas adoptadas. El objetivo es reducir, eliminar o compensar los efectos.
– Programa de vigilancia ambiental. Permitirá a la Administración seguir eficazmente el cumplimiento de la Declaración de Impacto Ambiental.
– Resumen y conclusiones, explicadas de manera apta para profanos.
Costes del Estudio de Impacto Ambiental
El precio dependerá de la complejidad del proyecto: localización, extensión del informe, actividad de que se trate y necesidad de estudios complementarios. El precio puede rondar entre 1.500 y 4.000 euros.
La EIA de los proyectos y su correspondiente Estudio de Impacto Ambiental no son algo nuevo. Sin embargo, son unas preocupaciones relativamente recientes, como todo lo relacionado con la política ecológica y búsqueda de la sostenibilidad. Los primeros pasos por parte de la Unión Europea se remontan a 1985, con la Directiva 337/85/CEE, y la normativa no se ha simplificado. Al contrario, desde entonces han surgido numerosas normas (a nivel europeo, estatal y autonómico), que establecen los límites, requisitos y obligaciones de todos al respecto.
Legislación relativa al Estudio de Impacto Ambiental
– Real Decreto legislativo 1/2008, de 11 de enero, de Ley de Evaluación de Impacto Ambiental de proyectos. Esta es la ley que debes tener en cuenta a la hora de hacer un Estudio de Impacto Ambiental. El art. 3 indica qué proyectos requieren una Evaluación de Impacto Ambiental, llevándote a los anejos I, II y III del texto, que forman un enorme listado de proyectos y condiciones que deben darse para requerir un EIA. ¿Está tu hotel, granja de pollos, carretera o depuradora entre ellos? Compruébalo.
– Ley 27/2006, de 18 de julio, de Regulación de los Derechos de Acceso a la Información y Acceso a la Justicia en Temas de Medio Ambiente. Esta ley regula tu derecho a la información en materia medioambiental que la Administración tenga en su poder, algo realmente necesario a la hora de redactar un buen Estudio de Impacto Ambiental. La Administración debe aportar los informes al respecto que tengan relación con el proyecto que estés desarrollando.
– Ley 9/2006, de 28 de abril, de Evaluación de Efectos sobre el Medio Ambiente de Planes y Programas. No solo los proyectos de construcción pueden tener impacto ambiental. Las políticas de la Administración, llevadas a cabo por medio de planes y programas, no se limitan a la palabra. Tienen efectos reales y estos pueden impactar en el medio ambiente. Por ejemplo, ¿qué efecto medioambiental podría tener la reducción de la velocidad máxima en autopistas? Los planes y programas, por lo tanto, también deben tener su Estudio de Impacto Ambiental para posterior evaluación.
– Normativa autonómica. Las Comunidades Autónomas pueden tener delegadas ciertas competencias en materia de medio ambiente y haber desarrollado su propia normativa referente a la Evaluación de Impacto Ambiental. También pueden tener sus propios organismos ambientales, diferentes de los estatales, encargados de estudiar la memoria resumen ambiental y dar el visto bueno a las Evaluaciones de Impacto Ambiental. No dejes de prestar atención a la legislación de tu Comunidad Autónoma.
Requisitos para ser parte interesada
Aparte del promotor del proyecto, puede haber otras personas que tengan interés en conocer el estado, los motivos o el posible impacto de dicho proyecto, quizá para oponerse a él por los medios legales. Para ser considerado parte interesada en términos jurídicos, debes ser:
– El promotor.
– Persona cuyos derechos o intereses legítimos (individuales o colectivos) puedan verse afectados por la resolución.
– Asociación u organización que represente los intereses económicos y sociales legítimos de sus titulares.
– Persona jurídica sin ánimo de lucro, si en sus estatutos figura como finalidad la defensa medioambiental, lleva constituida 2 años (y tiene ejercicio activo) y desarrolla su actividad en el territorio afectado por el proyecto.
Cuanto cuesta estudio de impacto ambiental
Un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) es un instrumento técnico y legal necesario para evaluar de manera anticipada las posibles consecuencias que sobre el medio ambiente puede tener la ejecución de ciertos proyectos. Su coste varía en función de la complejidad y envergadura del proyecto a analizar.
En términos de costo, los EIA pueden oscilar significativamente. Para proyectos de menor envergadura, como una pequeña urbanización o una carretera local, el precio podría partir desde 600 EUR aproximadamente. Por otro lado, iniciativas de mayor magnitud o que involucren aspectos como estudios específicos de flora y fauna, podrían llevar el coste hasta cifras alrededor de los 30.000 EUR y más.
El proceso de un EIA engloba varios pasos, incluyendo la realización de estudios previos, diagnósticos ambientales, identificación y valoración de impactos y la definición de medidas correctoras o compensatorias. Además, se debe contemplar la interacción con las administraciones correspondientes para la presentación de los informes y la gestión de permisos necesarios.
Es importante recalcar que el costo de un EIA también puede influenciarse por la ubicación del proyecto y por las exigencias legales de cada región. Los profesionales involucrados deben ser calificados en el área ambiental para asegurar la adecuada evaluación y mitigación de los impactos. Así, los promotores de un proyecto pueden garantizar el cumplimiento de la normativa ambiental y el desarrollo sostenible de sus actividades.
