¿Qué es la auditoría energética hospital?

La auditoría energética

La auditoría energética es una investigación integral de los flujos de energía de un edificio, proceso o sistema. Los estudios de la auditoría energética observan todos los aspectos, sean técnicos o económicos, que puedan afectar directa o indirectamente al consumo de energía de un edificio. Estas energías pueden ser tanto la electricidad como cualquier uso de combustible en el edificio.

La auditoría energética tiene como objetivo establecer o indicar un conjunto de reformas o mejoras que lleven a un empleo de la energía más racional. Normalmente, se lleva a cabo para encontrar las posibles oportunidades de reducción de energía de entrada, sin que se afecte a la de salida. Es decir: consumir menos y aprovechar mejor.

Esto último es importante, porque en edificios en los que se vive, se atiende al público o se trabaja, «aprovechar mejor» debe implicar que las medidas adoptadas no rebajen la calidad de los servicios prestados, ni la habitabilidad de los espacios ni la productividad.

La auditoría energética en hospitales

El hospital es un edificio en el que el gasto energético puede ser muy alto. Mucha iluminación; mucha electricidad para mantener en funcionamiento multitud de aparatos médicos, de enfermería o de administración; mucho gasto en climatización para mantener a los pacientes en un ambiente confortable y sano; el gasto de los calentadores de agua sanitaria caliente y los aparatos que mantienen en funcionamiento el edificio: calderas, cocinas, ascensores, purificadores de aire y otros. Las facturas de los suministros de gas y electricidad en el hospital pueden ser desorbitantes.

Lo son, y en general con buenos motivos. No en vano, se trata de mantener en funcionamiento una instalación dedicada a la cura de enfermedades y accidentes, y eso requiere muchos esfuerzos. Sin embargo, es posible que el edificio no sea todo lo eficiente, respecto de la energía, como debería ser.

Por ejemplo, las instalaciones consumirán más de lo deseado si son de mala calidad o están envejecidas. Unas paredes, tabiques, techos y fachadas con aislamiento térmico deficiente o escaso perderán con facilidad el frío del aire acondicionado en verano, y el calor de la calefacción en invierno, lo que supone un gasto continuo de energía para mantener las condiciones de habitabilidad del hospital. Una mala gestión del uso de los espacios puede llevar a que áreas enteras que estén vacías, o que solo se usen unas horas al día, permanezcan con las luces encendidas continuamente. Son solo un par de ejemplos de tantos posibles.

En definitiva, gasto y más gasto. Mejorar la eficiencia energética de los hospitales es imprescindible, tanto por economía como por sostenibilidad. Mayor gasto energético supone mayor consumo de combustibles, cada vez más escasos. Y ese consumo aumenta las emisiones de CO2, gas de efecto invernadero principal responsable del cambio climático.

Por lo tanto, la auditoría energética del hospital es una actuación necesaria e irremediable.