¿Cuándo solicitar un informe daños estructurales?

La solicitud de un informe de daños estructurales puede tener, fundamentalmente, dos causas. La primera es la más aséptica, y pasa por el deseo de conocer el estado en el cual se encuentra una vivienda o un edificio determinado. Puede ser el caso de un inmueble que se pretende poner a la venta (o adquirir) o uno que, por las especiales situaciones de edificación (lugar donde se encuentra, antecedentes en edificios de corte similar) se sospecha tenga algún problema. La segunda causa es más habitual: al edificio le han surgido algunas taras (por ejemplo, han aparecido algunas grietas) y se quiere conocer el alcance de estos problemas. Este tipo de informes pueden ser solicitados por una compañía de seguros.

Además de esto, el informe de daños estructurales se solicitará en el marco de algunos procedimientos judiciales relacionados con el edificio (en cuyo caso estaríamos hablando de un informe de carácter pericial, que tendría unas características propias). También puede ser condición necesaria para ciertos trámites de carácter administrativo, como la declaración de ruina sobre un inmueble.

¿A quién se debe presentar este  informe?

Básicamente el informe de daños estructurales se presentará a aquella persona física o jurídica que lo haya solicitado. Así, este informe de daños estructurales podrá ser entregado al propietario del inmueble, a la compañía de seguros o a la administración que necesite de él para constatar, por ejemplo, la existencia de algunas fallas estructurales que deban ser asumidas por el mismo ayuntamiento. Además, el informe pericial será entregado directamente ante el juzgado o juez que en su momento lo solicitó.

¿A qué se refiere este informe de daños estructurales?

El informe de daños estructurales hace referencia a cualquier tipo de daño que afecte a la estructura de una vivienda o edificio, tanto a las que están visibles como a las que no se pueden apreciar a simple vista (piensa en un caso aluminosis o en problemas con la cimentación, que no se hacen evidentes a ojos del observador hasta que están muy avanzados en su estado de degradación). El daño estructural más habitual es también el más evidente: las grietas que aparecen en la estructura del edificio y que, dependiendo de su tamaño y situación, podrían acarrear peligro. De hecho existen incluso grietas que pueden ser consideradas normales y no peligrosas dentro de unos parámetros determinados, pequeñas grietas que, en su caso, ni siquiera sería necesario en esos momentos combatir. Con todo, es recomendable solicitar un informe pericial relativo a cualquier grieta que aparezca en el inmueble, con el fin de determinar el alcance del daño que ejemplifica la misma, así como su origen (error en el proyecto, en la construcción, defectos de los materiales, esfuerzos de carácter térmico o tectónico que han ido degradando el edificio, entre otros). Evidentemente, la averiguación de esos extremos será fundamental para la asignación del arreglo estructural en el edificio a unas u otras personas, lo que tiene importancia fundamental en procesos judiciales o en aquellos en los cuales concurran compañías aseguradoras.